sábado, 19 de marzo de 2011

Otoño

Lloverán pronto hojas crepitantes,
Flores chamuscadas por un beso cúprico…
El otoño será el vestido de la ciudad.
Tus pasos se anunciarán prematuros
Cuando tu andar separe el río de hojarasca
Que ahoga las manzanas,
Pintando insular un paisaje naufragado
En el mar del atardecer…
Vendrá tu piel, cobriza, camuflada en el paisaje
Como remando en el oleaje de hojas secas…
Harás música en el aire tibio.
Yo, en secreto, espero,
Espero que naufragues en las orillas de estos labios mudos,
Espero que melles las costas de mi piel sin huellas,
Que seas la chispa que alimente un volcán rugiente.
Pero me conformo, al fin, con verte pasar,
Con ver aparcar tu risa en otros besos,
Con ver modelar tus manos otros contornos,
Con ver esa chispa de tus ojos inquietos
Alejarse al  compás de una melodía reseca,
Como de aplausos, de bufidos,
Como el andar ansioso de mil sueños olvidados.
Me resigno, una vez más, a dejar que te enfríes,
Que te hagas roca de metal,
Inerte, ausente,
Y yo contigo, con la ciudad, con el beso único que nos une,
El de este otoño, otra vez demasiado solitario,
Me fragmento, me desmorono
Y ya no somos más que cenizas
Viajando en el viento tan lejos como la vista nos deja ver,
Como ya no deja vernos…