viernes, 7 de octubre de 2011

Esperándote, esperándome

Pasará el otoño
Dejando atrás un tapiz de cobre
Para las calles polvorientas
Yo seguiré aquí, esperándote, esperándome.
Vendran los vientos del invierno
E imaginaré un beso de tu boca
Pegoteado en la ventana;
Sentiré que allí lo olvidaste un día
Cuando no encontraste mi boca de miel…
Yo seguiré aquí, esperándote, esperándome.
Despertarán entonces de su largo sueño
Corolas perladas de mil colores
Cantarán de nuevo los arroyos, y el sol será
Una gota de ámbar suspendida allá a lo lejos…
E imaginaré que eres tú, trayendome la primavera
Para sanar aquellas rosas que no enviaste
O las margaritas que deshojé esperándolas…
Yo seguiré aquí, esperándote, esperándome…
Y cuando nazca el nuevo año
Y debamos ir a pintar nuevas huellas en la arena
Imaginaré esa costa mis mejillas húmedas
Y te veré llegar tumultuoso  y arrebatado
Con un beso apretado entre los labios, que rugen hambrientos
Sentiré como tu bravura se convierte en caricia de pétalo marchito
Y en un solo y último beso, yo habré renacido
Y tu, desaparecido por siempre…

Fantasmas

Impasible avanza el tiempo,
Aguijones de acero que corrompen el alma,
Jirones de vidas que corroen la piel.

Montado en él, los recuerdos sobrevuelan las sábanas       
De una noche silenciosa
Y el desvelo,
Como lluvia de sales que oxidan la memoria,
Llega dispuesto a torturar.

El viento árido,
Añicos de cristales vírgenes,
Irrumpe arremolinándose sobre los rincones oscuros
De calles húmedas
Y me susurra una historia sin nombres.

Una historia de épocas desconocidas
Donde los amores matan
Y los besos engendran la tragedia.

Un presagio, la encrucijada;
El amor imposible,
Un sacrificio, la carta empapada de llanto,
La sangre en el puñal…
El amor después de la muerte.

El cielo estéril de una noche de leyendas,
En cuyas vastedades cuelga ingenua
La luna de mármol
Pintada con betas de insomnios antiguos,
Se cierne sobre las imágenes angustiosas
Que trae el viento entre sus bufidos;

Esas fotos que algunos dicen recuerdos,
Esas que el tiempo había atesorado hasta hoy.
Y entonces, cuando el llanto es inminente
Y el presente se desgaja buscando piedad,
La imagen del beso apasionado,
La sensación de rasgos sonrojados,
El ardor de cuerpos que se trenzan
Se apoderan de la razón
Y absorbiendo cada suspiro que libero,
Destrozando cada sonido que evoco,
Se llevan con lentitud el latir de un corazón desnudo
Y bajo el reloj que cruje con arrogancia,
Un hombre muerto reposa sin prisa,
Sin memorias y sin nombre.

De otro

Tantos amantes sin piel
Tantos besos que no fueron
Tantas caricias escondidas,
Tantas miradas soñadas
Tantas palabras que no han sido dichas…
En cada ola de la madrugada
Decanta un nuevo cuerpo sin nombre
Apenas coloreado
Sobre las arenas vírgenes
De estas costas áridas, cansadas…
Cansadas de soñar con el atardecer
Cansadas de imaginarse a la luna
Cansadas de crear cada roca, cada forma de la espuma del mar
Cansada de contar las estrellas,
Cansadas de mirar los días irse
Cansadas de ver el telón cerrarse, las oportunidades marcharse
Cansadas de ellas mismas, cansadas de la lluvia
De las lágrimas con sabor a mar,
De la arena tan blanca, tan clara…
Como si no quisiera ser arrastrada a la oscuridad
Como si no quisiera que su paisaje no fuera suyo
Que su mar no fuera suyo
Que su arena no le pertenezca… 
Como si no quisiera
Dejar de jugar a ser Dios. 

miércoles, 5 de octubre de 2011

Ya he sabido

Ya he sabido de noches solitarias,
Ya he sabido del silencio y el reloj…
Ya he sabido de poemas y amores rotos
De canciones de añoranza y sueños locos…
Ya he sabido del llorarte en silencio,
He sabido de la espera y la sombra.
Ya he sabido de imaginarme tus labios, tus besos
De soñarme en tus brazos, en tus sueños…
Ya he sabido de inventar lágrimas tuyas,
Y he sabido de mezclarlas con las mías…
Ya he sabido de saber,  ya he sabido de pensar,
Ya he sabido de necesitarte, de quererte, de ignorarte…
He sabido de las máscaras, del atuendo
De vestir la vergüenza…
Pero es en noches como estas
En donde las estrellas parecen susurrar sus alquimias
En donde la Luna parece soñar conmigo
En donde la noche me cuenta sus secretos
Y la sangre se vuelve de miel y de fuego
Cuando por fin estalla aquello que iba creciendo
Aquella burbujeante energía…
Y el frío de la habitación se vuelve sofocante,
El agua a mi lado burbujea conmigo y sin saber y sin pensar
Sé que no quiero más inviernos solitarios
Que rompo lanzas con el sordo silencio, con el tiempo oxidado
Sé que te quiero, a mi lado…
Para coserte un par de alas con pétalos de las rosas que deshojé
Y volar juntos a un sueño al azar
Y burlarnos de aquella irrealidad de quienes nos imitan…
Te quiero aquí, para que sin hablar contemos los milenios
Que hace que nos conocemos…
Te quiero aquí, para mezclarnos en una sola bocanada de aire
Para ser por un solo segundo, un solo movimiento…
Te quiero porque tus manos van sanando mi piel…
Te quiero porque tu voz se roba el universo
Y porque tus ojos me arrebatan a un sitio inventado
Un sitio de colores nuevos, de sonidos nuevos
De sabores nuevos…
Y es allí, en ese idioma del sentir, en ese sueño delincuente
En donde descubrimos que acabamos de despertar
De un largo y frío sueño…
Que nuestros cuerpos son una masa enredada
De sabores, de músicas, de colores
Y que ya no existes tú, y que ya no existo yo…
Que simplemente somos, un manojo de pasión,
Que simplemente existimos,
Que simplemente latimos, vibramos, fluimos…
Que- Simple-Mente...
Que-Simple-Mente…
Que-Simple…

sábado, 19 de marzo de 2011

Otoño

Lloverán pronto hojas crepitantes,
Flores chamuscadas por un beso cúprico…
El otoño será el vestido de la ciudad.
Tus pasos se anunciarán prematuros
Cuando tu andar separe el río de hojarasca
Que ahoga las manzanas,
Pintando insular un paisaje naufragado
En el mar del atardecer…
Vendrá tu piel, cobriza, camuflada en el paisaje
Como remando en el oleaje de hojas secas…
Harás música en el aire tibio.
Yo, en secreto, espero,
Espero que naufragues en las orillas de estos labios mudos,
Espero que melles las costas de mi piel sin huellas,
Que seas la chispa que alimente un volcán rugiente.
Pero me conformo, al fin, con verte pasar,
Con ver aparcar tu risa en otros besos,
Con ver modelar tus manos otros contornos,
Con ver esa chispa de tus ojos inquietos
Alejarse al  compás de una melodía reseca,
Como de aplausos, de bufidos,
Como el andar ansioso de mil sueños olvidados.
Me resigno, una vez más, a dejar que te enfríes,
Que te hagas roca de metal,
Inerte, ausente,
Y yo contigo, con la ciudad, con el beso único que nos une,
El de este otoño, otra vez demasiado solitario,
Me fragmento, me desmorono
Y ya no somos más que cenizas
Viajando en el viento tan lejos como la vista nos deja ver,
Como ya no deja vernos…